La estrategia Win-Win ha sido utilizada por los departamentos de marketing desde hace mucho tiempo.
Hoy en día, podría implementarse dentro de las competencias internas.
En artículos anteriores, hemos tratado las competencias soft: aquellas que no son técnicas y que se centran más en habilidades y capacidades de cada uno, y por tanto sumarán a las del equipo que formamos. Estas competencias dan apoyo a los cuatro valores iniciales de la metodología Agile.
La gestión del cambio es la competencia soft que aborda al valor de «responder al cambio» que se menciona en el manifiesto agile. Esta competencia es muy importante hoy en día para saber implementar correctamente las modificaciones. Para poder adaptarse a las circunstancias constantemente cambiantes del mercado. Es lo que se conoce a su vez como la capacidad de resiliencia. Esta misma habilidad es la que ha dado pie a poder adaptar la estrategia Win-Win como competencia de nivel interno.
La estrategia Win-Win en marketing, es aquella estrategia que tiene como objetivo que todas las partes salgan beneficiadas. Su propósito es el «yo gano-tu ganas», la intención positiva para la que realizamos nuestro trabajo. Esta dinámica, gracias a la adaptación al cambio, ha podido pasar de estrategia a competencia. A nivel de competencia soft, la estrategia win-win reúne cualidades para abarcar los cuatro valores del manifiesto agile. El primer valor que definieron en el año 2001, fue “individuo e interacciones sobre procesos y herramientas”. Hoy podríamos traducirlo en lo que se llama “humanización y/o gestión emocional en el trabajo”. Su finalidad es instaurar un sistema interno de interacción viable, fundamentado en unos valores sólidos.
Comunicación.
Cuando hablamos de interacción entre las personas, hablamos de comunicación. Comunicación en el sentido concreto de la palabra. No es difícil oír: «me encanta hablar, así que se me da fenomenal dar formación». Grave error, hablar no es comunicar, sobretodo si no se obtienen los resultados deseados. La comunicación efectiva es aquella que nos afecta, nos llega y nos mueve. Desde la motivación, hasta el resultado y objetivo deseado, la comunicación ha de ser efectiva.
“La comunicación afectiva, nos afecta, siendo los resultados siempre más eficientes, productivos y felices para todos”. Gloria Valle, agile coach en Syntonize.
El principio Win-Win busca, por lo tanto, entablar una intención positiva, en la que todas las partes ganan: el equipo, el proyecto, el cliente y la empresa. Una forma sencilla de comenzar con este principio es realizar la pregunta «¿Para qué?». Aplicar esta pregunta antes de realizar cualquier acción, permite focalizar la intencionalidad comunicativa. Esto se transforma en una comunicación más eficaz.
Por ejemplo, “¿con qué personas del equipo voy a contar?”, y de nuevo ¿“para qué elijo a esas personas”?. Seguro que para cubrir necesidades técnicas y soft del proyecto, pero, fíjate también en cuáles son la necesidades que ellos puedan tener respecto a ti (motivación, asertividad, tutorización, delegación…). Es importante porque tendrás que trabajar con ellos, y ellos entre sí. Ahí de nuevo, la comunicación efectiva, es la herramienta principal para conseguir nuestro propósito. Recuerda que en el mundo agile la relaciones personales cobran relevancia sobre los procesos y herramientas.
Cara a Cara.
Un ejemplo muy común, contrario a este valor, es mandar correos a un compañero o mandarle mensajes por el chat de la empresa. Priorizar la comunicación no personal, en lugar de la comunicación cara a cara, directa y efectiva. El sistema virtual puede llevar a mal entendidos comunicacionales. A menudo, el mensaje es leído con la intencionalidad totalmente contraria. Matices como el tono, la cadencia vocal o incluso la comunicación no verbal, cobran gran importancia en la comunicación.
La herramienta que usemos (mail, chat, reunión…) pasa a un segundo plano. Lo que ha de primar, es la interacción del equipo y ha de ser buscando el propósito de éxito común, el para qué de cada acción con esa intención positiva, win-win.